PAGINA PRINCIPAL > 'AQIDA (creencia) > CLASES DE TAWHID (Jawhara at-tawhid) > Jawhara at-Tawhîd: comentario verso 73
Verso 73:
Como lo hemos dicho precedentemente (p.47), Sayyiduna Mûsâ (عليه السلام) se jugó de los Magos de Faraón que recorrieron a la hechicería para engañar los ojos de la gente. O sea que si la gente había tocado lo que lanzaron, se hubieran dado cuenta de que no era sino una ilusión. La magia (as-Sihr = السِّحْرُ) es una ciencia del mal. Fue relatado que Hârût y Mârût fueron los primeros a enseñarles a los hombres la magia.
[…] Pero no fue Sulayman quien cayó en incredulidad, sino que fueron los demonios al enseñar a los hombres la magia que le había sido revelada a los dos ángeles Harut y Marut en Babil [Babilonia].
Estos no enseñaban a nadie sin antes advertirle: Somos una prueba, no caigas en la incredulidad.
Así aprendieron de ellos cómo separar al hombre de su esposa [transformando el amor en odio] Pero no perjudicaron a nadie sin permiso de Allah.
Aprendieron lo que les perjudicaba y no les beneficiaba y ciertamente supieron que quien adquiriera ese conocimiento no tendría parte en la Última Vida.
¡Ojala hubieran sabido cuan malo era el precio por el que vendieron sus almas!
[Surah 2 “La Vaca”, versículo 102]
Ciertos Sabios dicen que eran dos Ángeles que criticaban los seres humanos y Allah les envió sobre la tierra para probar los hombres. Otros dicen que eran Djinn. Qatâda ibn Di'âma (m. 117H = 735)[1] e Ibn Shihâb az-Zuhrî (m. 124H=742)[2] relatan lo siguiente: « Hârût y Mârût eran dos Ángeles descendidos sobre la tierra para arbitrar los asuntos humanos (…). Una mujer vino a pedirles su arbitraje y juzgaron en su favor para serle agradable. Pudieron entonces volver al cielo y tuvieron que elegir entre el castigo de este mundo y el castigo del Otro. Eligieron el castigo de este mundo y [añade Qatâda] enseñaron la magia a la gente después de haberse comprometido en no enseñarle a alguien sin haberle avisado previamente "Somos una prueba, no caigas en la incredulidad." »[3].
El más grande de los milagros del Profeta ( (صَلــَّى اللهُ عَلـَيْهِ و سَلــَّمَ es el Coran, la Palabra de Allah, que fue un desafío lanzado a los árabes de su época. Ellos se fueron en búsqueda de los más sabios de la poesía árabe, florón del idioma árabe de esta época, para tener su opinión sobre el Coran revelado al Profeta ( (صَلــَّى اللهُ عَلـَيْهِ و سَلــَّمَ. Respondieron que esa palabra no podía ser de origen humana, de tanto que el soplo, la expresión y la concisión del verbo coránico estaban fuera de lo común y superaban su propia poesía.
El Coran no deja de desafiar a los Hombres a través del tiempo tanto por su fondo que por su forma. De hecho, con su estilo único que data de 14 siglos, el Coran sigue sorprendiendo por las intersecciones que podemos hacer con las verdades científicas de nuestra época, en geología, astronomía, embriología…
Según un hadîth, los versículos del Coran tienen 4 sentidos en Tafsîr (exegesis): un sentido exotérico o aparente (Zâhirî = ظاهِري), un sentido espiritual o escondido (Bâtinî = باطني), un sentido derivado (Hadd= حدّ) y un sentido primo (Matla' = مَطـْلـَعٌ). El Coran es un desafío permanente por las significaciones inagotables de sus versículos. Más uno es sabio, más comprende el Coran. Más la espiritualidad es fuerte, más se profundizan los sentidos del Coran. El Coran es el milagro de los milagros.
Los milagros del Profeta ( (صَلــَّى اللهُ عَلـَيْهِ و سَلــَّمَ son innumerables. Además de los que ya fueron evocados, fue relatado también que el Profeta ( (صَلــَّى اللهُ عَلـَيْهِ و سَلــَّمَ no dejaba huellas detrás de él cuando caminaba por la arena, y que siempre dejaba cuando andaba sobre materias duras (piedras, rocas…). El Profeta ( (صَلــَّى اللهُ عَلـَيْهِ و سَلــَّمَ no tenía sombra, nunca una mosca se puso encima de él, nunca bostezó, su sudor tenía olor a almizcle… Fueron relatados más de mil milagros del Profeta (صَلــَّى اللهُ عَلـَيْهِ و سَلــَّمَ).
Para más detalles sobres los Milagros del Profeta (صَلــَّى اللهُ عَلـَيْهِ و سَلــَّمَ), podremos consultar los libros siguientes:
· al-Qâdî 'Ayyâd, El libro de la Curación (كتاب الشفا للقاضي عَيّاد),
· El gran Hâfiz, el imam al-Qastallanî, Muhammad o la dulzura del más noble de los caracteres» (المَواهِبُ اللـَّدُنِيَّة ُ بالمِنـَحِ المُحَمَّدِيَّةِ للإمام القسطلاني).
· La Sîrat de Ibn Hichâm (سيرة بن هِشام)
· Al-Bayhaqî, las Pruebas de la Profecía (دلائل النبوة للبيهقي)
· El imam Ibn al-Jawzî, el Libro de la Fidelidad a los meritos del Elegido (كتاب الوفا بأحوال المصطفى للإمام ابن الجوزي)[4]
· Y muchos otros…
[1] Qatâda ibn Di'âma (m. 117H = 735): gran exegeta (Mufassir) de la segunda generación de los que Siguen (Tib'a at-Tâbi'în), alumno de al-Hasan al-Baçrî (m. 110H=728) y de Ibn Sirîn (m. 110H=728).
[2] Ibn Shihâb az-Zuhrî (m. 124H=742): gran sabio de la segunda generación de los que Siguen también, el discípulo lo más eminente de 'Urwa ibn az-Zubayr (m. 94H=712), hijo de uno de los diez Compañeros prometidos al Paraíso.
[3] Tentativa de traducción de : « Tafsîr at-Tabarî, traduction de Pierre Godé, Editions d'art Les Heures Claires, 1985, tome 1, p. 243-244. »
No hay comentarios:
Publicar un comentario