Capítulo [sobre el imamat]




Capítulo [sobre el imamat]

Es apto para el imamat solamente él que reúne ciertas condiciones: la primera es que sea quraishi; de hecho el enviado de Allâh –que las bendiciones de Allâh estén con él- dijo, en el sentido: «Los imâm vienen de Quraish» (IBN HANBAL, Musnad, III, p. 129).

La segunda es que haga un esfuerzo personal para encontrar las soluciones en derecho religioso. La tercera es que sea dotado de fuerzas físicas e intelectuales suficientes, que sea firme en el manejo de los diversos asuntos, que tenga el sentido de la presidencia y del gobierno de la comunidad, que sea de condición libre, escrupuloso en religión. Todas estas condiciones existían en los sucesores del enviado de Allâh –que las bendiciones de Allâh estén con él. El mismo lo dijo, en el sentido: «Habrán califas después de mí durante treinta años, después de que habrá un reino» (IBN HANBAL, Musnad, V, p. 221), y el tiempo de los califas duró efectivamente treinta años.


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Capítulo [sobre la jerarquía de los Califas en la virtud]




Capítulo [sobre la jerarquía de los Califas en la virtud]

El orden de sucesión de los califas en la función de imâm hace aparecer su jerarquía en la virtud. El mejor de los hombres después del enviado de Allâh –que las bendiciones de Allâh estén con él- es Abû Bakr, después `Umar, después `Utmàn, después 'Ali — que Allâh esté complacido con ellos. De hecho los musulmanes no lucieron ninguno de ellos, guiados por sus pasiones, solamente lo hicieron cuando pensaban que era el mejor y el más apto para el imamat.

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Capítulo [sobre la sucesión de los Califas]




Capítulo [sobre la sucesión de los Califas]

El imam de los musulmanes y el príncipe de los creyentes después del enviado de Allâh –que la bendición de Allâh esté con él- es Abû Bakr el justo –que Allâh esté complacido con él-, después de él fue `Umar, después `Utmàn, después `Ali — que Allâh esté complacido con ellos. El enviado de Allâh — que las bendiciones de Allâh estén con él — no dejo ningún texto escrito a favor del imamat de `Ali y de su tomada del poder. De hecho si lo hubiera hecho, hubiera sido evidente para todos. Y si está establecido que el imamat no fue basado en textos escritos para ninguno de los imâm, resulta claro que está basado en la libre elección. Así los musulmanes se pusieron de acuerdo para dar el imamat a Abû Bakr y todos le obedecieron, así como fue el caso en el tiempo de `Umar ,de `Utmân y de `Ali — que Allâh esté complacido con ellos. En cuanto a Mu`âwiya, aunque haya combatido `Ali, no negaba que era imâm, y no se pretendía sí mismo imâm, solamente quería buscar a los asesinos de `Utmân; pensaba que tenía razón y que él se equivocaba. En cuanto a`Ali — que Allâh esté complacido con él — estaba firmemente apegado a la verdad. 


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Capítulo [sobre lo que está transmitido y la razón sana]


Capítulo [sobre lo que está transmitido y la razón sana]

Todo lo que la razón declara posible y que la ley religiosa transmite, es obligatorio juzgarlo bien establecido; así, el castigo de la tumba, el interrogatorio de Munkar y Nakir, la vuelta del espíritu en el cadáver inhumado; así como el puente, la balanza, la pila, la intercesión para los pecadores, todo esto es real. El paraíso y el infierno son dos creaturas que ya existen.


Allâh altísimo dijo: «
un Jardín preparado para los temerosos, cuyo ancho son los cielos y la tierra» (Coran, 3/133 et 57/21). 

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Capítulo [sobre el milagro del Coran]




Capítulo [sobre el milagro del Coran]

La prueba de que nuestro profeta –que las bendiciones de Allâh estén con él- es un profeta, son sus milagros. Primero el Coran, con todos los aspectos que lo devuelven inimitable: su elocuencia específica y su estilo rítmico. No se encuentra esto en el estilo de los árabes fuera del Coran, a pesar de que Muhammad haya desafiado estos mismos árabes de oponerle una sola surah; recordando que, si lo hubieran hecho, su pretensión a la profecía hubiera sido aniquilada, y que hubiera cesado oponerse a ellos. Y de hecho intentaron durante más de veinte años oponer algo al Coran, pero sin lograrlo; ahora bien estos árabes eran los más elocuentes de los discutidores y los más disertos de los oradores.


Otro punto que muestra los aspectos del Coran que le devuelven inimitable, es el hecho de que comporte historias de los ancianos, aunque el Profeta –que la bendición de Allâh esté con él- era iletrado, que no sabía ni leer ni escribir, y que durante toda su vida, nunca se le vio estudiar los libros de los ancianos, y tampoco no se le ocurrió encontrarse en una situación propicia al estudio de los libros.

Además, el Coran comporta acontecimientos escondidos que se refieren al futuro, y que ocurrieron como lo anunciaba el Coran. El enviado de Allâh –que la paz y las bendiciones de Allâh estén con él- tuvo otros signos y otros milagros además del Coran. Así, partió la luna, hizo hablar las piedras, devolvió la palabra a los mudos, hizo brotar el agua a través de sus dedos, etc.

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