Capítulo [sobre la Predestinación]
Todo lo que aparece en el tiempo es querido por Allâh altísimo, lo útil como lo pernicioso, lo bueno como lo malo. Los mu`tazili y la gente de pasión que les siguen pretendieron que los actos de obediencia, obligatorios o recomendados, son queridos por Allâh altísimo, estén o no efectivamente puestos, mientras que los actos de desobediencia y de infamia están puestos aunque Allâh no quiera que lo estén, y a pesar de esta oposición a la voluntad divina. En cuanto a lo que está permitido y lo que no entra en los deberes impuestos, como las acciones de las bestias y de los locos, esto no es ni querido, ni no querido por Allâh.
Pero si demostramos que el Señor altísimo crea todo lo que aparece en el tiempo, se establece entonces que quiere lo que crea y procura producir lo que inventa. Decimos además, y la razón obliga a decirlo, que la impotencia de la voluntad y el no-cumplimiento de lo que uno quiere son los índices los más seguros que marcan la deficiencia de un ser y su cualificación de incapacidad e impotencia. Si alguien está designado para la realeza y no cumple con lo que quiere, la gente de su reino lo considera un débil que dilapida lo que le está confiado. Y si esto desacredita el que está designado para la realeza, cómo podríamos atribuirlo al Rey de los reyes y al Señor de los señores?
Y si dicen: el Señor altísimo tiene el poder de llevar nuevamente a sus servidores a la obediencia por la fuerza y hacer aparecer un signo frente al cual la nuca de los poderosos quedaría sometida.
Respondemos: a partir de vuestros principios corrompidos, es imposible que Allâh obliga a las creaturas a realizar actos de obediencia y a hacer el bien, y que esto, El no lo quiere de parte de ellos; sino que lo que quiere, es una fe libre... de tal manera que lo que quiere, no tiene la capacidad de realizarlo y lo que si tiene la capacidad de realizar, no lo quiere. Ahora bien los ancianos de la comunidad musulmana, así como los contemporáneos, están de acuerdo en admitir un principio que nadie de los que se afilian al Islam puede negar: lo que Allâh quiere existe, y lo que no quiere no existe.
Así, los versículos que testimonian a favor de la gente de la verdad son muchos, como por ejemplo esta palabra de Allâh altísimo: «Si Allah hubiera querido los habría unificado en la guía.» (Coran, 6/35); y esta: «Y aunque hiciéramos que bajaran a ellos ángeles» (Coran, 7/111).
Pero si sacan el argumento de la palabra de Allâh altísimo: «no acepta de Sus siervos la incredulidad.» (Coran, 39/7), diremos: Allâh altísimo quiso decir que no acepta esto para sus servidores, para los que están dispuestos a obedecerle y que son fieles en servirle.
Así es la palabra de Allâh: « Fuente de la que beberán los siervos de Allah» (Coran, 76/6), estos servidores son los amigos de Allâh, los piadosos. Así, los por los cuales Allâh no acepta la incredulidad no son incrédulos.
Y tal vez sacan el argumento de la palabra de Allâh altísimo: «Dirán los que asociaron…» (Coran, 6/148). La prueba que sacan de esto es la siguiente: el Señor altísimo reprochó a los incrédulos el hecho de decir que si Allâh lo hubiera querido, no se hubieran vueltos infieles.
La respuesta es que Allâh les reprochó su palabra solamente porque la dijeron burlándose, porque dudaron de la verdad y recusaron la prueba de Allâh.
Pero si demostramos que el Señor altísimo crea todo lo que aparece en el tiempo, se establece entonces que quiere lo que crea y procura producir lo que inventa. Decimos además, y la razón obliga a decirlo, que la impotencia de la voluntad y el no-cumplimiento de lo que uno quiere son los índices los más seguros que marcan la deficiencia de un ser y su cualificación de incapacidad e impotencia. Si alguien está designado para la realeza y no cumple con lo que quiere, la gente de su reino lo considera un débil que dilapida lo que le está confiado. Y si esto desacredita el que está designado para la realeza, cómo podríamos atribuirlo al Rey de los reyes y al Señor de los señores?
Y si dicen: el Señor altísimo tiene el poder de llevar nuevamente a sus servidores a la obediencia por la fuerza y hacer aparecer un signo frente al cual la nuca de los poderosos quedaría sometida.
Respondemos: a partir de vuestros principios corrompidos, es imposible que Allâh obliga a las creaturas a realizar actos de obediencia y a hacer el bien, y que esto, El no lo quiere de parte de ellos; sino que lo que quiere, es una fe libre... de tal manera que lo que quiere, no tiene la capacidad de realizarlo y lo que si tiene la capacidad de realizar, no lo quiere. Ahora bien los ancianos de la comunidad musulmana, así como los contemporáneos, están de acuerdo en admitir un principio que nadie de los que se afilian al Islam puede negar: lo que Allâh quiere existe, y lo que no quiere no existe.
Así, los versículos que testimonian a favor de la gente de la verdad son muchos, como por ejemplo esta palabra de Allâh altísimo: «Si Allah hubiera querido los habría unificado en la guía.» (Coran, 6/35); y esta: «Y aunque hiciéramos que bajaran a ellos ángeles» (Coran, 7/111).
Pero si sacan el argumento de la palabra de Allâh altísimo: «no acepta de Sus siervos la incredulidad.» (Coran, 39/7), diremos: Allâh altísimo quiso decir que no acepta esto para sus servidores, para los que están dispuestos a obedecerle y que son fieles en servirle.
Así es la palabra de Allâh: « Fuente de la que beberán los siervos de Allah» (Coran, 76/6), estos servidores son los amigos de Allâh, los piadosos. Así, los por los cuales Allâh no acepta la incredulidad no son incrédulos.
Y tal vez sacan el argumento de la palabra de Allâh altísimo: «Dirán los que asociaron…» (Coran, 6/148). La prueba que sacan de esto es la siguiente: el Señor altísimo reprochó a los incrédulos el hecho de decir que si Allâh lo hubiera querido, no se hubieran vueltos infieles.
La respuesta es que Allâh les reprochó su palabra solamente porque la dijeron burlándose, porque dudaron de la verdad y recusaron la prueba de Allâh.
Fuente: www.aslama.com
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