El Tanzîh (exceptuación) de Allâh de todo antropomorfismo (Imâm Abû Hâmid al-Ghazâlî)

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En guisa de conclusión y de resumen a este largo comentario (comentario del verso 40, Jawhara at-Tawhîd), citamos una página excepcional que trata de la exceptuación (tanzîh) de Allâh de todo antropomorfismo, escrita por el Imâm Abû Hâmid Al-Ghazâlî (Revivificación de las ciencias religiosas, tomo1, libro de los fundamentos de las convicciones religiosas)[1] :

« Allah no es un cuerpo formal ni una esencia limitada. No puede ser comparado con los cuerpos en su definición. No es una esencia y no puede contener esencias por contingencia, así como no puede contener contingencias. No puede ser comparado con nada de lo que existe, así como nada de lo que existe puede ser comparado con El. Nada se Le asemeja, y El no Se asemeja a nada. Está en el Trono en el sentido que entiende, y de la manera que El lo dice. Ninguna medida puede limitarle, ningún país Le hospeda. No está circunscrito por bordes, ni por tierras ni por cielos. Está en el Trono más allá de toda consideración sensible, de estabilidad, de movimiento. No está alzado por el Trono, sino que el Trono y los que le alzan son alzados por Su Potencia y son tenidos en Su puñado. Está encima del Trono y del cielo, encima de cualquier cosa hasta los confines de las tierras. Una altitud que no Le quita nada en su posición con respecto al Trono y a los cielos. Existen grados encima del Trono y del cielo así como existen grados  encima de la tierra y del suelo. A pesar de eso, está cerca de toda cosa existente. Está más cerca del hombre que su propia vena yugular y es testigo de toda cosa. Su proximidad puede ser comparada con la proximidad de los cuerpos y Su Ser no puede ser comparado con el ser de los cuerpos. No está contenido en nada y nada está contenido en El. No está contenido en un lugar y no está limitado por el tiempo. Es antes del tiempo y del lugar. Es ahora como ha sido. Es aparente a Su creación por Sus atributos. No hay nada que se asemeje a Su Ser y Su Ser contiene el todo. Está encima de la transformación y del movimiento. Es extranjero a los acontecimientos y las contingencias no le aflijan. Está en Su majestad más allá de la ausencia y no necesita perfección en Su perfección. Su Ser está percibido por el espíritu y está presente a la vista. Es una bendición y una amabilidad acordada a los elegidos en la morada permanente, bendición que se cumple por la vista de Su noble faz ».


[1] إحياء علوم الدين, الجزء الأول, كتاب قواعد العقائد

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