3. Su magnanimidad
Un día un beduino le agarró brutalmente por su vestido, hasta dejarle marcas en el cuello, y le dijo: "Carga mis dos camellos que están ahí, del bien de Allah que tienes. No habrás cargado de tu bien ni del bien de tu padre! "…
Fue magnánimo hacia él y le respondió púdicamente: "El bien pertenece a Allah y soy su adorador. Y puedo pedir reparación, oh beduino, para lo que me hiciste".
"No, (no será así)" dijo el hombre".
"¿Por qué?", preguntó el Profeta.
"Porque no replicas al mal por el mal!" respondió.
El Profeta se rió y ordenó que se le carguera a un camello de cebada y al otro de dátiles.
Zeyd ben Sa'na, un sabio judío de Medina, vino al Profeta para exigir su crédito. Agarró su vestido al cuello, le tomó brutalmente y dijo con dureza:
"¡Vosotros, los Beni 'Abdul-Muttalib, prorrogáis (tumâtilûn) vuestras deudas!" Entonces 'Omar, le reprendió y endureció el tono. El Profeta sonrió y dijo: "Yo y él, necesitábamos otra cosa de tu parte, oh 'Omar: que me recomiendes pagar mi deuda, y que le recomiendes reclamar lo que se le debe de buena manera". Y añadió: "Sobra (en realidad) antes de que se termine el tiempo (de la deuda) tres (días)". Y ordenó a 'Omar que le pague y que le añade veinte medidas " çâ' ", por haberle asustado.
Fue la causa de la conversión de este hombre que decía: "No faltaba ningún signo entre los signos de la profecía de Muhammad que no reconozca, excepto dos: su magnanimidad supera a su ira y el excedente de arrebato solo añade a su magnanimidad. Así, le probaba con esta historia "de deuda". Y lo encontré, tal como descrito (en los libros antiguos). En cuanto a mi deuda, entregadla a los pobres entre los musulmanes. (Relatado por Ibn Hibbân (1/521))
Fue magnánimo hacia él y le respondió púdicamente: "El bien pertenece a Allah y soy su adorador. Y puedo pedir reparación, oh beduino, para lo que me hiciste".
"No, (no será así)" dijo el hombre".
"¿Por qué?", preguntó el Profeta.
"Porque no replicas al mal por el mal!" respondió.
El Profeta se rió y ordenó que se le carguera a un camello de cebada y al otro de dátiles.
Zeyd ben Sa'na, un sabio judío de Medina, vino al Profeta para exigir su crédito. Agarró su vestido al cuello, le tomó brutalmente y dijo con dureza:
"¡Vosotros, los Beni 'Abdul-Muttalib, prorrogáis (tumâtilûn) vuestras deudas!" Entonces 'Omar, le reprendió y endureció el tono. El Profeta sonrió y dijo: "Yo y él, necesitábamos otra cosa de tu parte, oh 'Omar: que me recomiendes pagar mi deuda, y que le recomiendes reclamar lo que se le debe de buena manera". Y añadió: "Sobra (en realidad) antes de que se termine el tiempo (de la deuda) tres (días)". Y ordenó a 'Omar que le pague y que le añade veinte medidas " çâ' ", por haberle asustado.
Fue la causa de la conversión de este hombre que decía: "No faltaba ningún signo entre los signos de la profecía de Muhammad que no reconozca, excepto dos: su magnanimidad supera a su ira y el excedente de arrebato solo añade a su magnanimidad. Así, le probaba con esta historia "de deuda". Y lo encontré, tal como descrito (en los libros antiguos). En cuanto a mi deuda, entregadla a los pobres entre los musulmanes. (Relatado por Ibn Hibbân (1/521))
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