Introducción



بسم الله الرحمن الرحيم 
و الصلاة و السلام على أشرف المرسلين
و على اله و اصحابه أجمعين



La ciencia del tassawwuf puede ser considerada por algunos como una herejía, una innovación y una ida simple para el infierno, para otros es algo incluido en tradiciones y culturas más o menos relacionadas con el Islâm, para otros es una ciencia entre las ciencias del Islâm… 
Nosotros decimos que se trata a la vez de la fuente y de la esencia de todas las ciencias, sean esas religiosas o profanas, es la madre de todas las ciencias, es por ella que se alcanzan las estaciones espirituales más altas.
Esta ciencia fue resumida por el Profeta (sallAllâhu alayhi wa sallam) en un hadîth famoso que relató sayidunâ ‘Omar (radiAllâhu anhu), cuando sayidunâ Jibrîl (alayhi s-salâm) se presentó ante el Profeta bajo forma de un hombre vestido de blanco que le pregunto acerca del Ihsân. El Profeta (sallAllâhu alayhi wa sallam) respondió:
«an ta’buda Allâha ka’annaka tarah : que adores a Allâh como si lo vieras». Pues la ciencia del tassawwuf no es nada más que la explicación y la práctica de esta palabra bendecida.
De la misma manera que los Imames de las cuatro escuelas y sus sucesores extrajeron del Coran y de los Hadithes la esencia de la chari3a, estableciendo para nosotros el conjunto de las leyes destinadas a organizar nuestra vida cotidiana; nuestros maestros Sufíes aclaran para nosotros las enseñanzas de esta palabra bendecida y determinan el camino que lleva hasta el Ihsân.

Nuestro maestro ibn ‘atâ’i Llâh as-Sakandariy (radiAllâhu anhu) dijo en sus hikam:
«Allâh dedicó a algunos a estar a Su servicio, mientras que atribuyó particularmente a otros la función que consiste en amarLe.»
Nosotros no nos preocupamos por distinguir entre los que hacen parte del primer o del segundo grupo. Entre los puntos esenciales sobre los cuales se basa nuestra tariqa figura la mahabba (el Amor), al punto que decimos que esta tariqa es la tariqa de la mahabba. Así, por Amor del Creador, amamos al conjunto de Su creación, considerando que si algo existe, es porque su Creador quiso y amo que fuera así.
Nuestro  Sheykh, sayidi Muhammad Fawziy al-Karkariy (qaddas Allâhu sirrahu) fue honrado de una ciencia laduni, y consagra hoy en día su vida entera en la transmisión de esta ciencia.
Conformándose a la palabra del Profeta (sallAllâhu alayhi wa sallam), que dice lo que significa: «El que esconde una ciencia útil vendrá, en el Día del Juicio, ligado por una brida de fuego» [sunan ibn Mâjah], pues no esconde esta ciencia a quien es apto para recibirla, dado que dice el ayat: «Los que transmiten los mensajes de Allâh y Le temen, sin temer a nadie excepto a Allâh. Y Allâh basta para llevar la cuenta.» [surat al-‘Ahzâb, ayat 39]
Esta ciencia es evidentemente basada exclusivamente en el Coran y la Sunna, así, cada uno de los fundamentos de esta Tariqa es justificado por un versículo Coránico o por un Hadîth. Por consecuente, lo que podría parecer contradecir a uno o al otro tiene que ser imputado a la comprensión del lector y no a la ausencia de prueba. Y al respecto, podemos citar útilmente lo que nos llegó en el athar: «Dos rasgos no tienen superior en nobleza: el mejor pensamiento de Allâh y el mejor pensamiento de los siervos de Allâh; y también, dos rasgos no tienen inferior en bajeza: el mal pensamiento de Allâh y el mal pensamiento de los siervos de Allâh.»
Con la permisión de Allâh (‘azza wa jall) intentaremos en esta modesta serie de intervenciones dar una vista de los siete fundamentos de la Tariqa Muhammadiya Fawzawiya Karkariya que son: El Compromiso (al-‘ahd), El Rosario (as-Sobha), El “baile” Sufí (al-hadra), La Ropa Remendada (al-Muraqqa’a), La Evocación del Nombre «Allâh» (dhikr al-Ism al-mufrad), El Retiro Espiritual (al-Khalwa) y El Secreto (as-Sirr).
Nuestro Sheykh (radiAllâhu anhu) reunió las enseñanzas de estos siete fundamentos en una sola y misma palabra: «Desconsidera a tu propia persona y da estima a ajeno» (istahqir nafsak wa ‘adhdhim ghayrak).
Se trata aquí de consagrarse plenamente a la adoración de nuestro Señor, imponiéndose a sí mismo el  envilecimiento y la modestia, llenando nuestros corazones de misericordia y de humildad hacia el conjunto de la creación aunque fuera un insecto… Porque, como lo relata el Corán, una hormiga tuvo el privilegio de hablar con Sayidinâ Sulaymân (alayhi s-salâm). Y también, fue un árbol que hablo a sayidinâ Moûsâ (alayhi s-salâm)…
Pues se trata de dar la mayor estima a todo lo que Allâh creó y borrar su ego y sus pasiones.


Fuente: Al-Kawâkib ad-Durriya fî bayân al-Osoûl an-Noûrâniya - Sidi Muhammad Fawzi al-Karkariy (qaddasAllâhu sirrahu)

No hay comentarios: