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El Agua Pura y Purificante
El agua que debe ser usada para la purificación ritual (Wudu, Ghusl, para limpiar las mancillas…) es el agua pura y purificante.
El agua natural, del cielo y de la tierra: lluvia, mar, ríos, fuentes, pozos, agua de nieve así como el agua de la canilla son consideradas puras y purificantes.
La regla general es que: el olor, el sabor y el color del agua no deben ser alterados:
Si las materias puras o los minerales disolvidos en el agua hacen parte de su constitución como su tierra o el cloro (usado para el tratamiento del agua) o la caliza, esta agua es considerada pura y purificante y es válida para la purificación ritual (ablución, Ghusl y otros).
Si la materia en el agua altera su olor, su color o su sabor y no hace parte de las materias que la constituyen o que son presentes en el agua en general, entonces esta agua no es válida para la purificación ritual (es pura pero no purificante en el sentido ritual) ejemplo: el agua jabonosa (mezclada con jabón: podemos usarla en nuestras tareas cotidianas no rituales (‘âdât) como lavar las ropas o fregar los platos, pero no podemos realizar la purificación ritual tal como la ablución menor (wudû') o mayor (ghusl) ni limpiar las mancillas con esta agua).
El agua mancillada (najis) (alterada por una mancilla) no es ni pura ni purificante y no debe ser usada, ni para la purificación ritual, ni para nuestras tareas cotidianas no rituales (‘âdât).
En resumido, el principio es que toda agua es pura y purificante excepto si:
•Un cuerpo puro (extranjero) se mezcla a esta alterando una o varias de sus propiedades iniciales (sabor, olor o color) [1]. El agua, aunque pura, ya no es purificante: pierde su cualidad de fuente de purificación ritual.
•Una impureza se mezcla al agua alterando una o varias de sus propiedades iniciales (sabor, olor o color). Así, el agua se vuelve impura.
Ibn Abî Zayd dijo en su Risâla: capítulo 3:
El que reza confía los secretos de su corazón a su Señor. Pues debe prepararse para este acto con la ablución (wudû’) o la purificación (t’uhr) por lavamiento, en el caso en que esta es obligatoria. Ablución y purificación se realizarán con agua pura y no mezclada con ninguna impureza (najâsa) [legal]; no se usa el agua cuyo color [2] fue alterado por un cuerpo extranjero puro o impuro. Excepto para el agua que fue alterada por la tierra que contiene. Es el caso de las aguas de tierras salinas o fangosas y otras del mismo tipo [3]. El agua del cielo, de los pozos, de las fuentes y el agua del mar son buenas, puras y purificantes. El agua cuyo color fue alterado por un cuerpo puro que se disolvió es pura, pero no es purificante para la ablución, ni para la purificación por lavamiento, ni para quitar la impureza de una mancilla [4]. El agua alterada por la presencia de un cuerpo impuro no es pura. Una pequeña cantidad de agua se vuelve impura con la presencia de una pequeña cantidad de un cuerpo impuro, aunque esta no cause la alteración [5].
Es recomendado usar poca agua y cumplir rigurosamente con las prácticas de la purificación por lavamiento. Utilizar el agua con prodigalidad es un exceso y una práctica contraria a la Sunna.
El agua natural, del cielo y de la tierra: lluvia, mar, ríos, fuentes, pozos, agua de nieve así como el agua de la canilla son consideradas puras y purificantes.
La regla general es que: el olor, el sabor y el color del agua no deben ser alterados:
Si las materias puras o los minerales disolvidos en el agua hacen parte de su constitución como su tierra o el cloro (usado para el tratamiento del agua) o la caliza, esta agua es considerada pura y purificante y es válida para la purificación ritual (ablución, Ghusl y otros).
Si la materia en el agua altera su olor, su color o su sabor y no hace parte de las materias que la constituyen o que son presentes en el agua en general, entonces esta agua no es válida para la purificación ritual (es pura pero no purificante en el sentido ritual) ejemplo: el agua jabonosa (mezclada con jabón: podemos usarla en nuestras tareas cotidianas no rituales (‘âdât) como lavar las ropas o fregar los platos, pero no podemos realizar la purificación ritual tal como la ablución menor (wudû') o mayor (ghusl) ni limpiar las mancillas con esta agua).
El agua mancillada (najis) (alterada por una mancilla) no es ni pura ni purificante y no debe ser usada, ni para la purificación ritual, ni para nuestras tareas cotidianas no rituales (‘âdât).
En resumido, el principio es que toda agua es pura y purificante excepto si:
•Un cuerpo puro (extranjero) se mezcla a esta alterando una o varias de sus propiedades iniciales (sabor, olor o color) [1]. El agua, aunque pura, ya no es purificante: pierde su cualidad de fuente de purificación ritual.
•Una impureza se mezcla al agua alterando una o varias de sus propiedades iniciales (sabor, olor o color). Así, el agua se vuelve impura.
Ibn Abî Zayd dijo en su Risâla: capítulo 3:
El que reza confía los secretos de su corazón a su Señor. Pues debe prepararse para este acto con la ablución (wudû’) o la purificación (t’uhr) por lavamiento, en el caso en que esta es obligatoria. Ablución y purificación se realizarán con agua pura y no mezclada con ninguna impureza (najâsa) [legal]; no se usa el agua cuyo color [2] fue alterado por un cuerpo extranjero puro o impuro. Excepto para el agua que fue alterada por la tierra que contiene. Es el caso de las aguas de tierras salinas o fangosas y otras del mismo tipo [3]. El agua del cielo, de los pozos, de las fuentes y el agua del mar son buenas, puras y purificantes. El agua cuyo color fue alterado por un cuerpo puro que se disolvió es pura, pero no es purificante para la ablución, ni para la purificación por lavamiento, ni para quitar la impureza de una mancilla [4]. El agua alterada por la presencia de un cuerpo impuro no es pura. Una pequeña cantidad de agua se vuelve impura con la presencia de una pequeña cantidad de un cuerpo impuro, aunque esta no cause la alteración [5].
Es recomendado usar poca agua y cumplir rigurosamente con las prácticas de la purificación por lavamiento. Utilizar el agua con prodigalidad es un exceso y una práctica contraria a la Sunna.
Notas:
[1] Esto no concierne el agua alterada por la tierra que la contiene. Es el caso de los terrenos salinos o fangosos y otros del mismo tipo, como las aguas sulfurosas, la que contiene yeso, alumbre, cal, incluso si hemos añadido estos productos intencionalmente para el tratamiento del agua.
[2] O el sabor o el olor.
[3] Por ejemplo: las aguas sulfurosas, las que contienen yeso, alumbre, cal, incluso si hemos añadido estos productos intencionalmente para el tratamiento del agua.
[4] Es decir que solamente puede limpiar la mancilla material, pero no puede anular el carácter legal de impureza de esta mancilla.
[5]Admitimos sin embargo que el agua, cual sea la cantidad, se devuelve impura solamente por la alteración de su color, de su olor o de su sabor. Sin embargo, cuando una pequeña cantidad de agua contiene más de una gota de un cuerpo impuro, pero que no ocurre la dicha alteración, es recomendado no utilizarla si tenemos otra agua.
Nuestras referencias: Al-Fiqh 'al-alâ al-madhâhib al-arba'a de Al-jazîrî tomo I, página 34 y siguientes, Taqrîb al-Fiqh al-mâlikî del doctor 'Abdellah Mu'sir, tomo I página 93 y siguientes y la Risâla de Ibn Abî Zayd capítulo 3.
[1] Esto no concierne el agua alterada por la tierra que la contiene. Es el caso de los terrenos salinos o fangosos y otros del mismo tipo, como las aguas sulfurosas, la que contiene yeso, alumbre, cal, incluso si hemos añadido estos productos intencionalmente para el tratamiento del agua.
[2] O el sabor o el olor.
[3] Por ejemplo: las aguas sulfurosas, las que contienen yeso, alumbre, cal, incluso si hemos añadido estos productos intencionalmente para el tratamiento del agua.
[4] Es decir que solamente puede limpiar la mancilla material, pero no puede anular el carácter legal de impureza de esta mancilla.
[5]Admitimos sin embargo que el agua, cual sea la cantidad, se devuelve impura solamente por la alteración de su color, de su olor o de su sabor. Sin embargo, cuando una pequeña cantidad de agua contiene más de una gota de un cuerpo impuro, pero que no ocurre la dicha alteración, es recomendado no utilizarla si tenemos otra agua.
Nuestras referencias: Al-Fiqh 'al-alâ al-madhâhib al-arba'a de Al-jazîrî tomo I, página 34 y siguientes, Taqrîb al-Fiqh al-mâlikî del doctor 'Abdellah Mu'sir, tomo I página 93 y siguientes y la Risâla de Ibn Abî Zayd capítulo 3.
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