Pregunta : La aparición temporal del mundo


Pregunta : La aparición temporal del mundo.


Primero tenemos que presentar las expresiones que reúnen importantes significaciones en términos concisos, sobre los cuales los teólogos (muwahiddun) se pusieron de acuerdo, por convención.

Así, emplearon exclusivamente la palabra « mundo » para  hablar de todo lo existente fuera de Allâh.

El mundo se divide en sustancias y accidentes.


La sustancia es todo lo que tiene un volumen, se dice también: es lo que está localizado, o lo que recibe los accidentes.

El accidente es la entidad que subsiste por la sustancia así como los colores, los sabores, los olores, los conocimientos, los poderes y las voluntades, aparecidos en el tiempo, y sus contrarios; la vida y la muerte.

La contingencia de las sustancias está basada en los principios siguientes: existencia de los accidentes; aparición temporal de los accidentes; imposibilidad para una sustancia de ser desprovista de todo accidente; imposibilidad para una serie de contingentes no ser interrumpida por un primero; necesidad, para un ser que no es anterior a lo que apareció en el tiempo, de haber si mismo aparecido en el tiempo.

▪ Primer principio.
Un grupo de ateos negó la existencia de los accidentes, pretendiendo que solamente las sustancias existían. Pero esta es la prueba de la existencia de los accidentes: cuando vemos una sustancia en reposo y luego en movimiento, percibimos necesariamente una diferencia entre los dos estados; ahora bien, no hay diferencia si no entre dos entidades, dado que una cosa no puede oponerse a sí misma. Resulta claro que la diferencia se refiere a la de los accidentes añadidos a la sustancia. Además, la mayoría de los accidentes son perceptibles de una manera necesaria; de hecho cuando dolores sobrevienen en un hombre dotado de razón y que la enfermedad le sorprende, cuando las pasiones le dominan, o cuando recoge conocimientos, tiene la certitud de la novedad de estas entidades.

▪ El segundo principio
es la aparición temporal de los accidentes. La prueba de esto es que vemos accidentes contrarios sucederse en el mismo suporte. Estamos entonces seguros de que los más recientes aparecieron en el tiempo; en cuanto a los que les preceden, sabemos también que aparecieron en el tiempo dado que desaparecieron, porque si establecíamos que no hayan tenido comienzo, entonces su desaparición sería imposible.

▪ El tercer principio
consiste en mostrar la imposibilidad para las sustancias de ser desprovistas de todo accidente. La prueba de esto es que las sustancias, relacionadas con la localización, no pueden ser pensadas sino o agrupadas o separadas. Esto nos lleva a decir que es imposible, para estas sustancias, estar sin estas determinaciones de agrupamiento y de separación. Asimismo, sabemos que es necesariamente imposible para las sustancias ser desprovistas de calificaciones tales como el movimiento y el reposo, el efecto activo sobre un soporte, la desaparición local, o el desplazamiento de un lugar para el otro, todo esto devuelve manifiesto la imposibilidad para las sustancias de ser desprovistas de accidentes.

▪ El cuarto principio
consiste en devolver manifiesta la imposibilidad, para los seres aparecidos en el tiempo, de una serie que no fuera interrumpida por un primero. La prueba de esto es que las revoluciones de las esferas celestas se suceden así: cada revolución sobreviene después de la desaparición de la que la precede. Ahora bien, si, antes de la revolución en la cual estamos, hubieran desaparecido una serie ilimitada de revoluciones, hubieran sido revoluciones que no se terminan. De hecho, para lo que no está limitado por un número, ni coaccionado por un plazo, no se puede establecer racionalmente su desaparición, ni verificar su fin. Pero siendo que las revoluciones anteriores se terminaron, sabemos que su número es finito; si estas revoluciones se terminaron, es que su serie se interrumpe con un primero de la serie. Imponemos esta prueba y fijamos esta vía para el conjunto de los seres que se suceden; como son los hijos y los padres, las semillas y las plantas, etc.

Estas premisas estando establecidas, basamos en ellas la imposibilidad, para las sustancias, de existir sin una de estas entidades aparecidas en el tiempo cuya serie se relaciona con un primero.

Ahora bien lo que no existe sin entidades aparecidas en el tiempo no es anterior a estas, y lo que no existe anteriormente a lo que apareció en el tiempo apareció si mismo en el tiempo. Hay que admitir (esta última conclusión)  sin necesitar reflexión ni observaciones atentas.



Fuente: www.aslama.com

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